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Entrevista Sergio Milán

Sergio Milán Sergio Milán

Sergio Milán: “El humor frente al cáncer no es un arma pero sí un excelente escudo”

De pequeño, ayudaba en un videoclub de Granada, y esa fue su primera toma de contacto con el mundo del cine. Sergio se encargaba de colocar las películas en los estantes correspondientes y al final de cada jornada podía llevarse a casa las cintas que quisiera, si no habían sido alquiladas ese día.

 

En cuanto a formación, Sergio estudió cinematografía en la escuela “Séptima Ars" e interpretación con “Jorge Eines”, ubicadas en Madrid. Allí rodó sus primeros cortos en 16 mm y comenzó a trabajar en producción y postproducción publicitaria. Más tarde pasó a ser realizador y guionista freelance, para finalmente asentarse como docente cinematográfico, enseñando fundamentos de rodaje a actores y actrices. La docencia se ha convertido en una de las cosas que más le gusta hacer dentro de su profesión.

Ha escrito y dirigido 16 cortometrajes siendo mayormente laureado por los trabajos “Para Sonia” y su último éxito “Actos por Partes”. Ha trabajado en publicidad, cine y teatro y en la actualidad es profesor de interpretación en la escuela ECE y de dirección de actores en CEV y, además, colabora en el programa radiofónico “Butaca y Butacón”.

Sergio, lo primero, bienvenido de nuevo a Soria. Vuelve, un año más, tras robarnos el corazón en el Festival de Cortos del pasado año convirtiéndose en uno de los grandes triunfadores de la edición con el premio al mejor corto nacional por ‘Actos por partes’. ¿Qué se siente al ver un trabajo tan personal y tan duro reconocido por el público y los expertos?

Pues una tremenda satisfacción, emoción y alegría. Es un tema muy delicado, como es el cáncer, y más si es tratado con humor como hemos hecho . Pero gran parte del equipo, yo incluido, hemos pasado por ello, y sin duda eso ha rescatado parte de nuestra verdad, que al final es la de todos. Mentiría si dijera que sabíamos con seguridad que emocionaría y ayudaría a los espectadores que han pasado o están pasando por lo que esta dura enfermedad arrastra, pero 110 premios después, siendo más de la mitad premios concedidos por el propio público hace que este viaje se haya convertido en una de las experiencias más hermosas de mi vida. 

¿Cómo nace tu interés por el mundo cinematográfico?

Siempre me gustó el hecho de comunicar. Me gustaba la televisión, me encantaba el cine, me apasionaba el teatro… El hecho de que escuchar esas otras historias me llevará a mundos mágicos o incluso me ayudara a escapar de mi, a veces, complicada realidad, me parecía el mayor de los regalos. Siempre soñé con ser parte de esa fantasía y convertirme en ese alguien que estaba al otro lado, contando la historia y no solo recibiéndola desde el sofá o la butaca. 

¿Cómo le explicarías a alguien que no lo ha visto, qué es Actos por partes?

Es un canto a la vida. Es decirle al que tiene miedo a que el cáncer o cualquier enfermedad llame a su puerta que la comedia es parte de la terapia. La comedia y la tragedia están a solo un paso de distancia y si uno se permite reír, no con lo que le pasa, sino con lo que en la vida pasa mientras dura el viaje, ganará un poder añadido con el que sobrellevar la odisea. Incluso si la enfermedad gana la partida, no hay mayor regalo que dar al mundo que nos rodea, que las risas que dejamos con nosotros. 

Como paciente que lo ha vivido en primera persona, ¿cómo surge la idea de reflejar tu propia experiencia en un corto?

Siempre mis allegados han sabido el humor con el que contaba determinadas anécdotas, como la que refleja el corto. Durante muchos años, desde que me dieron el alta, las personas a mi alrededor que conocían a amigos o familiares a los que acababan de diagnosticar , me pedían que fuera a hablar con ellos y contarles mi experiencia. Siempre contaba las partes divertidas, sin obviar las jodidas, y veía cómo les cambiaba la cara. Pasaban de una tremenda angustia a una sonrisa esperanzada. Por eso, me dije a mi mismo que ya que no podía llegar persona a persona a todos los que poder ayudar, podía reflejarlo en una pieza que llegara a cualquier parte del mundo. Poner mi grano de arena. Dirigir el corto que a mí me hubiera gustado ver cuando me diagnosticaron. 

¿Cuál es el mensaje real que quieres trasladar a la sociedad a través de este cortometraje?

Que frente al cáncer el humor no podrá ser un arma, pero sí un excelente escudo.

En el papel de director, ¿cómo se introduce el humor en un tema tan delicado?

No sabría contestarte. En este caso, quizás, porque lo conozco de primera mano. Pero siempre he sido partidario de defender mi cine con la frase con la que Sofía Loren definió LA VIDA ES BELLA durante la ceremonia de los Oscar… “Una historia que nos hace reír mientras nuestros corazones lloran”. Me parece la meta más maravillosa, pues para mi el cine es un desatascador natural de emociones reprimidas. Ya sean las risas que nos censuramos en la vida, o las lágrimas que no permitimos salir en su momento.

Actos por Partes ha sido nominado a los Premios Forqué, candidato a los Goya, ¿cómo se siente ante la posibilidad de ser reconocido a esos niveles?

Muy feliz. Pero insisto, para mí el mayor premio han sido las duras y a la vez hermosas conversaciones que he podido mantener en cada proyección con personas que están pasando por ello o que incluso han perdido a seres queridos. No he abrazado tanto en mi vida a tantos desconocidos que en esos abrazos se han convertido en parte de mi historia. Que, aunque no lo sepan, me han ayudado también a sanar. 

Como he comentado en un principio, en la pasada edición de SOIFF, su corto fue reconocido con uno de los premios más importantes pero, además, usted consiguió ganarse el cariño del público soriano y sobre todo empatizo mucho con los más jóvenes y adolescentes. ¿Qué recuerdo tienes de Soria y qué opinas de este Festival?

Un recuerdo maravilloso. Desde que llegué me hicieron sentir en casa. La organización es maravillosa y recuerdo con especial cariño las maduras preguntas que recibí por parte de esos adolescentes que llenaron el teatro. Escuchar sus sinceros aplausos, sus risas, ver en la oscuridad sus lágrimas. La manera en la que compartieron silencio y emoción. Para mí fue sencillamente mágico.

Este año regresas a Soria con un rol diferente, el de profesor ya que impartirá el curso de interpretación de esta edición.¿Qué quieres transmitirles a los jóvenes que luchan como tú para hacerse un hueco en el mundo cinematográfico?

Para mí la docencia es la mejor de las vertientes de esta profesión. Como siempre digo, es dirigir sin egos. Sin estrés y desde la verdad. Es realmente satisfactorio para mí ver como quizás un truco o consejo impartido en estos seminarios intensivos se convierte en un método para alumnos que a día de hoy son profesionales del medio y comparten conmigo sus dudas y emociones. Entrenar y aprender es parte constante de la profesión y poder tener una toma de contacto con nuevos estudiantes en Soria a los que despertar ese pellizco es una aventura que estoy deseando comenzar. 

Siempre ha defendido que el cortometraje «es un formato maravilloso», tanto como creador, como consumidor. ¿Qué tienen los cortos de especial? ¿Qué opinión tiene de los festivales de cortos como una plataforma o trampolín para dar a conocer sus trabajos?

Creo sinceramente que estamos en un momento cíclico. El cine empezó con el cortometraje, después, con el público ya a acostumbrado, se empezaron a hacer películas más extensas. Vivimos en un momento en el que el público vive sobre-estimulado, y por triste que sea, cuesta que vean una película de 120 minutos sin mirar el móvil al menos 3 veces. En cambio, he percibido en todos mis viajes por festivales de cortos que esto no pasa. El corto permite algo único. Si te aburres con lo que estás viendo o no te apela, no hay agobio ninguno, porque en unos minutos termina y empieza otra nueva aventura que puede encantarte. En una hora de proyección puedes disfrutar de hasta 6 historias de diferentes géneros. Sales de la proyección sobre-estimulado, pero de creatividad, sin haber perdido o tenido que desviar tu atención. Quizás, de nuevo, el corto deba convertirse en la reeducación en la calma en el visitando de los jóvenes espectadores, no lo sé. 

Más allá de eso, doy fe de ver salas llenas en cada festival, cosa que no veo en las salas comerciales para consumir largometrajes. 

El corto es cine, ahora más que nunca.

• Ana Aparicio Aldea

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